Vía Crucis
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, sentenciado a muerte, tu silencio ante la injusticia nos enseña a aceptar la voluntad del Padre. Danos la gracia de no juzgar a los demás y de aceptar con paciencia las dificultades de la vida.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Al tomar la cruz, abrazas nuestros pecados y sufrimientos. Ayúdanos, Señor, a llevar nuestras cruces diarias con amor y fortaleza, uniéndolas a tu sacrificio.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tu caída bajo el peso de la cruz nos recuerda nuestra debilidad. Levántanos, Señor, cuando caigamos por el pecado, y danos la fuerza para empezar de nuevo.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El encuentro de miradas entre Tú y tu Madre María es un bálsamo de amor en medio del dolor. Que acudamos a nuestra Madre del cielo en nuestros momentos de aflicción.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, permitiste que un hombre te ayudara. Enséñanos a ser cireneos para nuestros hermanos, aliviando sus cargas y acompañándolos en su dolor.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El gesto valiente de Verónica nos inspira a buscar y consolar tu rostro en los que sufren. Danos un corazón compasivo que no tema mostrar amor.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tu segunda caída nos muestra la gravedad de nuestros pecados repetidos. Perdona nuestra reincidencia, Señor, y danos la gracia de la perseverancia.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Incluso en tu sufrimiento, consuelas a los demás. Enséñanos a llorar por nuestros propios pecados más que por las penas externas, buscando una conversión sincera.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Extenuado, caes una vez más, mostrando la profundidad de tu agotamiento por nosotros. Señor, cuando la desesperanza nos abrume, sé nuestra fuerza para levantarnos.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tu humillación al ser despojado nos enseña el desapego de lo material. Ayúdanos a revestirnos de Ti, oh Cristo, y a valorar la pureza del alma.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Clavado en la cruz, tus brazos extendidos abrazan a toda la humanidad. Clava, Señor, nuestros pecados a tu cruz y líbranos de nuestras ataduras.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 'Todo está consumado'. Con tu muerte, vences a la muerte y nos abres las puertas del cielo. En tus manos, Señor, encomendamos nuestro espíritu.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tu cuerpo sin vida descansa en los brazos de tu Madre. Santa María, Madre de Dios, acógenos también a nosotros en la hora de nuestra muerte.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tu sepulcro no es el final, sino la espera de la Resurrección. Danos la gracia de vivir en la esperanza de resucitar contigo.